NUESTRO CAMINO

A comienzos de 1976, Rodolfo Ciganda López (Padre), se desempeñaba como Actuario del Banco de Seguros del Estado en Uruguay, institución en la que había comenzado a trabajar algo más de treinta años atrás. Una mañana leyendo el diario se percata de la existencia de un proyecto de ley que contenía una modificación respecto de los ingresos máximos que podía percibir un funcionario público (topeando los mismos hasta cierto porcentaje del sueldo de Ministro) y también una reforma de las edades de jubilación que estaban vigentes a ese momento. Si esa ley salía (conviene recordar que en esa época de dictadura no había en Uruguay Parlamento sino Consejo de Estado y obviamente no había oposición en ese Cuerpo) lo perjudicaba doblemente ya que Ciganda Padre era además de Actuario del Banco de Seguros, Catedrático Grado V de la Facultad de Ciencias Económicas en Montevideo y resultaba que con esa nueva ley no iba a poder percibir ninguna remuneración por las clases de la Facultad, y por otra parte lo obligaba a dilatar por varios años más su edad de retiro. No lo dudó un instante y esa misma tarde presentó su renuncia que excepcionalmente le fue aceptada en forma urgente (pues parecía inminente la sanción de la comentada ley). Lo irónico es que finalmente la ley antedicha nunca llegó a aprobarse.

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Al jubilarse del Banco de Seguros, recibe en los meses siguientes dos ofertas de empresarios argentinos para trabajar en el área de corretaje, una ligada más al sector de seguros y que implicaba pasar la mayor parte de la semana en Buenos Aires y otra vinculada específicamente al área de reaseguros, y viviendo en Montevideo. Eligió esta última opción pues además de que desde el punto de vista familiar era menos complicada al vivir en Uruguay, también el hecho de que estuviera ligada con los reaseguros lo motivaba más pues en el Banco de Seguros había participado bastante en esa área en los últimos diez años de su actuación allí. Así nació LATINBROKER, cuyos accionistas iniciales y hasta fines de 1995 fueron el Dr. Agustín de Vedia y el Sr. Horacio Bach, ambos entonces también accionistas principales de Aseguradores de Cauciones de Argentina. El proyecto era bien ambicioso, abrir una oficina de LATINBROKER en cada capital latinoamericana, la primera fue en Montevideo y casi en paralelo arrancó su sucursal en Buenos Aires. Luego esos mismos accionistas, con empresarios locales, desarrollaron emprendimientos similares en Colombia y Ecuador, compañías que vale la pena aclarar siempre fueron independientes de Latinbroker S.A., con casa matriz en Montevideo y sucursal en Buenos Aires; se estuvo asimismo próximo a concretar aperturas en Venezuela y Guatemala pero a último momento fallaron los contactos locales. Por otra parte, los fondos disponibles que se requerían para financiar el arranque de estos emprendimientos con el paso del tiempo ya no eran tan abundantes y hubo que ajustarse entonces a los casos antes citados solamente.

Inicialmente LATINBROKER realizó un convenio de representación con la firma inglesa Alexander Howden, uno de los corredores de seguros y reaseguros más prestigiosos de ese mercado entonces. En esa época había algunas compañías en la región que aceptaban reaseguro internacional en forma activa (INdeR, Caja Nacional de Ahorro y Seguro y R.A.S.A., en Argentina, I.R.B. y G.E.S.B. en Brasil y el Banco de Seguros de Uruguay) por lo cual nuestra labor de esos primeros años era presentar las ofertas recibidas de nuestro colega británico a algunas de las compañías antes indicadas.

Por supuesto en reciprocidad cualquier negocio emergente de nuestra región debíamos canalizarlo en primer término a Howden aunque como a dicho corredor algunos negocios ya fuera por el ramo (complicado, como Fianzas) o su monto relativamente pequeño no le interesaban, también empezamos a entablar relaciones directas con muchos reaseguradores, tanto regionales como mundiales para realizar colocaciones directas. Sobre fines de 1980 Howden establece un acuerdo a nivel de toda Latinoamérica con un grupo de origen venezolano (Cover) y nuestro acuerdo, que era sólo para Argentina, Brasil y Uruguay, había que tratar de incorporar lo en la nueva estructura.

Así se sucedieron distintas reuniones entre nuestros accionistas con gente de Cover y Howden, y la compañía iba camino a cambiar de nombre para llamarse Latincover pero cuando las gestiones estaban bastante avanzadas, nuestros accionistas encontraron a último momento exigencias y pretensiones de la gente de Cover que consideraron desmedidas y prefirieron retirarse de la negociación. Así las cosas, nos encontramos con que prácticamente el 75% del corretaje que LATINBROKER venía percibiendo se perdía de un año para otro al no continuar ya la representación de Alexander Howden. En realidad pocos años después el grupo Cover se fundió y ya los reaseguradores regionales, o bien no eran aceptados por los brokers internacionales pues no constituían una “security” aceptable o directamente habían cerrado el capítulo de reaseguro internacional y se dedicaban en exclusiva a sus mercados domésticos, por lo cual el cambio de todos modos se hubiera precipitado tarde o temprano.

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Había pues que cambiar sustancialmente la actuación, ya no de representantes de un broker extranjero sino como corredor local, generando negocios de nuestra zona, para colocar ya vía algún colega en el mercado de Londres o en forma directa con reaseguradores internacionales. Era todo un desafío y afortunadamente, en gran medida por la excelente reputación que Rodolfo Ciganda Padre tenía, por su larga y exitosa trayectoria anterior en el Banco de Seguros, y su gran sapiencia y tenacidad, LATINBROKER logró capear la situación y contra pronóstico de más de uno, no sólo pudo mantenerse sino crecer en forma significativa, captando negocios de prácticamente toda América Latina durante muchos años (hemos tenido cuentas de Uruguay, Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Venezuela, Panamá, Paraguay, Perú, Guatemala, El Salvador, México, USA y hasta Canadá).

 

Rodolfo Alvaro Ciganda (Hijo) se integró a LATINBROKER a mitad de 1980 en lo que ha sido su único trabajo y luego de lograr convencer a su Padre quien no estaba muy seguro de incorporarlo a la compañía, pero gracias a la mediación de su Madre accedió y las cosas salieron bastante bien. Pudo aprovechar el tener línea directa con alguien que indudablemente era de las personas que más sabía en Uruguay tanto de seguros en general como de reaseguros también y que además tenía la vocación de la docencia por lo que resultaba muy claro y completo en sus explicaciones, además de entretenido.

A comienzos de los noventa se produce la liberalización del mercado de reaseguros argentino, el Instituto Nacional de Reaseguros (INdeR) ya se encontraba en una situación financiera difícil y se temía que llegara a quebrar; al comienzo dicha desregulación fue gradual permitiéndose a las aseguradoras ceder a reaseguradores del exterior, vía broker o en forma directa, hasta un 40% de sus riesgos pero ya en el año siguiente se permitió la colocación del 100% pues la inviabilidad futura del INdeR no arrojaba dudas a nadie y sólo era una cuestión de tiempo saber cuándo se liquidaba. Las negociaciones con los reaseguradores eran difíciles pues las compañías argentinas estaban acostumbradas a llenar sus rutinarias planillas de datos que pasaban al INdeR y los reaseguradores solicitaban cifras estadísticas en moneda constante (recuérdese Argentina en los años ochenta cambió su moneda y tuvo varias hiperinflaciones), lo que resultaba muy complicado de obtener o producir. Pero sobre la marcha, con tropezones y compañías de seguros que fueron quedando por el camino pues ya no podían continuar su función de cuasi intermediarios que habían tenido durante los años de “subsidio” del INdeR, las cosas se fueron enderezando y el mercado se habituó a ese ejercicio de negociación mucho más exigente y dinámico que el que había vivido en décadas anteriores.

En esa época Rodolfo Ciganda Padre viajaba semanalmente a Buenos Aires, quedándose por lo general dos días allí y visitando a un gran número de aseguradoras privadas argentinas; de golpe pasábamos de un escenario de un único gran cliente como el INdeR, con quien trabajábamos mucho en la colocación de sus reaseguros de retrocesión en el exterior, a casi doscientos potenciales clientes, nuevamente un reto distinto y removedor al que con los medios que teníamos pudimos acometer y lograr una buena penetración en el mercado. Por cierto que no fue un proceso sin instancias amargas, ya que en el transcurso de la década de los noventa algunos clientes no lograron adaptarse al nuevo régimen y debieron cerrar sus puertas, con la consecuencia para nosotros no sólo de perder ingresos futuros sino de incluso no poder cobrar montos ya facturados.

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A fines de 1995 los accionistas argentinos De Vedia y Bach ofrecen venderle el 100% de las acciones de LATINBROKER a la Familia Ciganda (cabe aclarar hasta ese momento nuestra participación accionaria era cero) enfatizando que era una oferta especial para la Familia Ciganda fruto de una relación muy satisfactoria de casi veinte años y que ellos de esa manera querían premiar. Para nosotros fue en verdad un gesto muy noble de estos empresarios, a quienes más allá de que indudablemente los motivaba como a todo hombre de negocios poder concretar acuerdos comerciales exitosos, siempre tuvieron una calidad humana excepcional y un comportamiento de auténticos caballeros, permitiéndonos una gran autonomía en la conducción de LATINBROKER. Con esfuerzo logramos adquirir la totalidad de las acciones entonces, convirtiendo a LATINBROKER en una empresa familiar.

Justamente en ese mismo 1995, a mediados de año, en una visita que Rodolfo A. Ciganda Hijo hace al mercado paraguayo de seguros, donde teníamos varios clientes, surgió con un gran amigo, Walter Lithitx, quien se había desempeñado en cargos gerenciales en una de las primeras compañías de esa plaza hasta unos meses antes, la posibilidad de trabajar juntos. Convinimos así una representación ya permanente en Asunción, con una oficina inicialmente bastante precaria que ocupábamos en un sector de una fábrica de un amigo de Walter y por cierto los resultados fueron espectaculares, incrementándose el número de clientes en Paraguay en pocos meses de cuatro o cinco al triple, con lo cual nos mudamos a una locación más representativa e incorporamos personal adicional para reforzar esa sucursal. Sobre marzo del 2002 Walter fallece repentinamente de un infarto, aquello fue un gran shock pues la relación que teníamos ya no era sólo de nivel laboral sino de viejos amigos que siempre iban de frente y para adelante. Sacando fuerzas de flaquezas logramos, gracias al esfuerzo de todos los que integrábamos la familia Latinbrokera, mantener a los clientes e incluso generar más negocios pues creo las compañías quisieron y lo hicieron- apoyarnos especialmente en solidaridad ante algo tan ingrato como lo sucedido. También en esa oportunidad hubo algún agorero de turno que vaticinó poca vida a la oficina de Paraguay pero hoy la misma sigue funcionando, y muy bien.

Rodolfo Ciganda Padre se retiró a comienzos del  2002, le aquejaba un linfoma desde un par de años antes contra el que luchó con gran dignidad y entereza por más de cuatro años. Tenía ya 82 años y un problema de artrosis bastante serio que le dificultaba mucho los desplazamientos, pero de todas maneras siempre fue desde su casa una fuente de consulta permanente para temas polémicos en que contar con su opinión y punto de vista resultó un lujo para todos nosotros. Hoy ya no lo tenemos físicamente aquí, se fue el 19 de Octubre del 2004 pero es permanente su evocación y recuerdo por todos los que lo quisimos y valoramos su don de gentes, forma de ser sencilla y transparente, en fin de hombre de bien verdaderamente; ello nos lleva a redoblar esfuerzos cada día por seguir haciendo de LATINBROKER un corredor de reaseguros profesional, serio, responsable y eficaz para brindar seguridad y tranquilidad a sus clientes, en eso estamos y esperemos por mucho tiempo más.